¿Dónde vamos este fin de semana?
Un lugar que no esté lejos, que sea bonito y que se coma bien...
Sobretodo que no esté lejos, y sobretodo que sea bonito, pero sobretodo que se coma bien.
Mmm... vamos a ver...
¿Qué tal Aínsa?
Sí, Aínsa.
Durante el camino, que fue corto, se podía ver esto:
Aínsa es un pueblo medieval muy bonito con una iglesia románica...
...una plaza tal que así...
... y un castillo tal que así:
Y en él (en el pueblo) hay un hotelito con tan sólo 6 habitaciones que se llama La Posada Real.
El nombre es de lo más adecuado, y si no miren esta foto:
Esto es sólo el llavero.
Cuando con ella abres la puerta te encuentras unas escaleras (la habitación es una buardilla) y al llegar arriba, si miras para la derecha te encuentras esto:
Al loro con los detalles:
Pero es que si miras para la izquierda ves esto:
Y si sigues hacia allá esto otro:
Y esto:
Te cagas, y bien a gusto, y si no miren:
Esta habitación fue en su día visitada por los reyes Don Juan Carlos Primero de Alonsón e Isabel Segunda de Gonzálvez:
Aínsa está cerca, es bonito... ¿qué falta?
¡Ah!, lo del comer.
Pues no pierdan detalle.
La noche de la llegada fuimos a cenar aquí:
Por dentro es así:
Al loro con el detalle de las sillas:
Y comimos cosas como éstas:
Ensalada de setas y foie.
Cochinillo crujiente asado en su jugo.
Perdiz de caza con unas patatitas y una salsita buenísima.
Y de postres esto:
Todo bien regado:
Pues esto no es nada, al día siguiente fuimos aquí:
Un restaurante en el que ofrecen un menú de cocina de vanguardia.
Toda una experiencia, lo recomiendo.
El menú, que consta de nosecuántos platos empieza con una especie de bolsa de chuches, con pan de gambas, piel de bacalao frita y otras cosas acompañada de un cocktail de cava, cítricos y menta con una espuma muy graciosa:
Después viene el aperitivo, una copa con un mejillón gigantesco, una oliva de agua, una chip de un color raro, un berberecho...
Todo buenísimo, pero lo primero que piensa uno es que después de comer te pedirás un bocata de jamón en cualquier lao.
Le sigue una brocheta de verduras braseadas:
Y un pincho muy raro con un trozo de tocino, una... cosa que no sé qué es y un botecillo con una pajita que tienes que aspirar para pillar la salsa que hay dentro:
Pescado, ahí va un trocillo de trucha de río con una uvillas y un poquillo de queso ralladillo:
Esto es lo que más me gustó, un canapé de foie con manzana.
Un plato espectacular, esta espuma estuvo saliendo varios minutos del vasito hasta llenar todo el plato de una salsa amarilla:
Ahí va un pegotillo de merluza con un pimiento:
Acompañado de un chupito de coco con ¡peta zetas!:
Ternasco con una costilla rebozada y rellena de ali-oli:
Y los postres, un bizcocho monísimo:
Y la traca final, sin palabras, al loro con el detalle del humo:
Y de regalo un combinado de probetas de piña colada, chuches, chocolatinas y buñuelos rellenos de chocolate con sabor a churro:
Dos horas y media comiendo y disfrutando de sabores y texturas totalmente desconocidos hasta la fecha.
Y... del bocata de jamón, tranquilo que no te vuelves a acordar.
Un diez por El Callizo.
Y por todo lo demás.
A la vuelta el espectáculo era éste: