“Algunos cerraron los ojos a la espera de su propio fin, o de la señal que anunciaba el final del bombardeo.
¿No les estaba bien empleado?
¿Cuántos de ellos habían perseguido a otros de forma activa, ebrios de la mirada penetrante de Hitler, repitiendo sus frases, sus párrafos, su obra?
(...)
¿Merecían morir?
(...)
Por descontado que los alemanes de los sótanos merecían mi compasión, pero al menos ellos tenían una oportunidad de salvarse. Ese sótano no era una ducha de gas. Para esa gente, la vida todavía era posible”.
LOS PERSONAJES
Los mejores personajes desde que conocí a Adeline March en “El cuento número 13”.
Una ladrona de libros. Liesel Meminger. Liesel. Una niña escuálida.
Un amigo con el pelo de color limón. Rudy Steiner.
Un pintor de ojos plateados que toca el acordeón. Hans Hubermann.
Un armario de metro y medio de alto. Rosa Hubermann.
Un alemán de segunda. Max Vandenburg.
El Gran Hermano. El Führer.
LA NARRADORA
“Un pequeño detalle.
Morirás”.
“Puedo ser alegre, amable, agradable, afable... Y eso sólo con las palabras que emiezan por “a”. Pero no me pidas que sea simpática. La simpatía no va conmigo”.
La narradora es La Muerte.
¿Nunca te había contado una historia La Muerte?
A mí tampoco.
Se le da muy bien.
LA HISTORIA
La vida en un pueblo alemán durante la Segunda Guerra Mundial.Terrible, sobrecogedora. Durísima como la vida misma.
Naturalmente.
Pero no te asustes, no es un drama, ni mucho menos.
LA MANERA DE CONTARLA
“Un pequeño avance sobre Rudy Steiner.
No merecía morir como murió”
“Le habría encantado contemplarla besándole los polvorientos labios devastados por las bombas”.
“Discúlpame, qué maleducada, te estoy destripando el final, y no sólo el da la novela, sino también el de esta parte en concreto. Te he adelantado los acontecimientos porque no tengo ningún interés en ahondar el misterio. El misterio me aburre, es una lata. Todos sabemos ya qué va a ocurrir. Las intrigas que nos empujan hasta el final son las que me inquietan, me desconciertan, me pican la curiosidad y me asombran”.
Y la manera de contarlos.
¿Quieres saber cómo acaba?
Deja que sea La Misma Muerte quien te lo cuente. Aunque el final sea lo de menos.
No es una historia real, pero La Muerte te la hace Vivir como si lo fuese.
LA FORMA DEL TEXTO
Entra por los ojos. Y te facilita la lectura.Frases cortas y aisladas, para que se vean bien.
Como ésta.
Breves incisos centrados y en negrita, para que se vean aún mejor.
Serían más o menos así:
UNA BURDA COPIA
Forma del texto: Enfatiza el significado de las palaras.
Y se hacen tus amigas.
Te cogen de la mano y te llevan a lo más profundo de la historia.
Aunque no te dejes llevar. Así es que ya lo sabes, no te resistas.
No se puede leer por encima. Hazte un favor: disfrútala. Poco a poco. En algún momento llegarás al final. Y te sabrá mal.
LAS PALABRAS
Las palabras, extrañas cosas.Son mágicas. Ellas mismas te lo irán recordando cada poco.
Y, aunque describan algo terrible, también son bellas.
Mira cuánto:
“Los copos de ceniza caían con tal encanto que uno se sentía tentado de atraparlos con la lengua y saborearlos. Pero te habrían quemado los labios y escaldado la boca”.
Déjame darte un pedacito más, y con esto acabo.
ALGUNOS DATOS SOBRE STALINGRADO
1. En 1942 y a principios de 1943, todas las mañanas el cielo de esta ciudad era de color blanco, como una sábana lavada con lejía.
2. A lo largo del día, mientras yo no dejaba de trasportar almas arriba y abajo, la sábana iba empapándose de salpicaduras de sangre hasta que, por el peso, se encorvaba hacia la tierra.
3. Por la noche la escurrían y volvían a lavarla con lejía, lista para el siguiente amanecer.
4. Y eso cuando sólo había enfrentamientos diurnos.