“La trampa del mal” – John Erick Dowdle (2010).
Buenísima. Terror psicológico de altísimo nivel. Esta peli demuestra que no es necesario el salchicherío para realizar una peli de miedo de verdad. Cinco personas suben a un ascensor que se atasca. Una es el diablo en persona. “Es éste, seguro”, piensas nada más empezar. Pero los personajes van muriendo uno a uno. “Pues es éste”. “No, es ésta”. “Espera…, que seguro que es éste, tiene que ser éste por cojones”. ¿Y cuando quedan sólo dos?
En esta peli no puedes decir aquello de “no vayas”, cuando sabes que el asesino está en el sótano y el personaje al que le toca morir no puede reprimir su curiosidad y baja al puto sótano con una vela. No puedes decir “no vayas” porque todos están ahí, en un cubículo de apenas 10 metros cuadrados.
Tensión infinita que va aumentado poco a poco pero sin pausa, interpretaciones buenísimas que muestran el terror en las caras y en los cuerpos de los personajes, y un final muy ingenioso que pondrá a prueba al más listillo. Sólo hay cinco personajes, a ver si eres capaz de saber quién es el diablo.
“Pánico nuclear” – Phil Alden Robinson (2002).
Esta peli es lo que comúnmente llamamos “americanada”. La banderita, el presidente de los USA y su circulillo guerrillero, el pringao que se acaba convirtiendo en héroe, el malo malísimo que quiere conquistar el mundo, la chica y la historia de amor, el negro bueno, la idea de que empiezan los problemas sólo cuando son los Estados Unidos los que están en peligro, el discursillo final… Sólo falta el perro. El elemento “perro” tan común en la americanadas no aparece en esta peli, supongo que el no incluirlo es una apuesta arriesgada del director en busca de la difícil originalidad.
Muy aburrida y previsible. No ha conseguido conmoverme en absoluto.
“Death race 2” – Roel Reiné (2010).
Si has visto la primera no merece la pena que veas ésta. Es una copia casi exacta. Asesinos, coches, titis con escotazos imposibles, hostias y explosiones. Tú mismo.
“El castillo en el cielo” – Hayao Miyazaki (1986).
Después de ver “El castillo ambulante” y “El viaje de Shihiro” me he enzarzado en la filmografía de Miyazaki para ir descubriéndola poco a poco. “El castillo en el cielo” es mucho más antigua, pero el estilo es exacto a las dos últimas. La ambientación, las increíbles máquinas, los tiernos personajes, los paisajes y los colores son del mismo estilo. Y la historia es parecida pero distinta. Pero lo más importante de estas películas es la sobredosis imaginativa y creativa que muestra el realizador japonés en cada una de sus obras.
Manga de alto nivel cuyo principal cometido es realzar la belleza e intentar superar los límites de la imaginación.
“Biutiful” - Alejandro González Iñárritu (2010).
Muy buena película. Muestra con toda crudeza la vida en el submundo de una gran ciudad como puede ser Barcelona, con toda su deprimente bajeza, tanto en la vida como en la muerte. Javier Bardem ya no tiene nada que demostrar, aun así roza la perfección en su papel, algo a lo que ya estamos acostumbrados. Muy buena película, pero eso no quiere decir que me guste, no me gusta sufrir gratuitamente sentado en el sofá.
“Una escapada perfecta” - David Twohy (2009).
Imaginaba que sería la típica película de excursionistas perseguidos por un asesino malísimo que se los va cargando uno a uno. Pero no. Esta peli es mucho más interesante de lo que puede parecer. ¿Quién es el asesino? Buena pregunta. Te lo tendrás que currar. La peli te da alguna ayudita en forma de pistas encubiertas que te lo pueden facilitar. Atención especial a los magníficos paisajes de Hawai.
“El infierno bajo tierra” - Anthony Waller (2009).
Esta peli cumple más o menos el propósito para el que está hecha: da algo de miedo y te proporciona algún escalofrío que otro, más por los juegos de cámara, efectos y sonido que por otra cosa, de tensión no tiene mucha. A destacar el horrendo papel que se curra el protagonista, una de las peores interpretaciones que he visto en mi vida. Si eres capaz de dejar esto al margen te puedes entretener un rato.
“Salt” – Phillip Noyce (2010).
Me dormí. No del todo, intermitentemente. Cada vez que me despertaba veía lo mismo: una titi corriendo y cargándose a gente sin parar. El final lo pude ver más o menos entero pero ya sin interés. Peli de acción con excusa moralizante para que el argumento tenga algo. Olvida las palomitas y prepárate un buen termo de café.
“Mi vecino Totoro” – Hayao Miyazaki (1988).
Otra de Miyazaki. Ésta no es tan fantasiosa como las otras. Sólo he dicho “tan”, aquí también deja volar su imaginación, aunque pelín más controlada. Aparece un gato-autobús muy mullidito con diez o doce patas por ruedas, conejos (o lo que sean) redondos, mudos, mágicos y de diferentes tamaños, entre otras cosas.
Y los elementos típicos de Miyazaki: la ternura de la niñez femenina protagonista, más tierna aún, si cabe, que en otras películas, la típica abuela, el típico padre, el árbol gigante, los peluchitos del polvo que habitan en las rendijas de las paredes, la exaltación de la naturaleza…
Otra preciosa película del autor japonés en la que el mundo real y el imaginario se entremezclan en bonitas alegorías con la sencillez y la naturalidad que sólo él tiene a su alcance.
“The lovely bones” - Peter Jackson (2009).
Demasiado lenta y dramática para mi gusto. Es de esas pelis que te hacen sonreír y llorar a la vez. Muy tierna y emotiva. Las imágenes del mundo que hay entre el cielo y la tierra son de extraordinaria belleza, son explosiones de imaginación, luz y color. Sólo por eso merece la pena verla, aunque seas más de pelis de hostias, tiros, coches y titis con escotes infinitos.