“El ocho” es un tocharraco de 697 páginas la mar de entretenido. A pesar de ser muy largo no se hace pesado ni mucho menos, al contrario, el interés de su lectura va subiendo y bajando pero siempre sobre un mínimo muy respetable, no se ensarza en descripciones tediosas ni explicaciones para rellenar o que no vengan a cuento.
A simple vista parece ser uno más de esos de novela histórica, de descifrar enigmas de sociedades secretas y demás, pero no, bueno, un poco sí, pero lo importante de la trama es la... digamos... competición entre dos bandos por reunir las piezas de un juego de ajedrez con un gran poder, la eterna lucha entre el bien y el mal.
La novela discurre entre dos historias paralelas que se van alternando cada ciertas páginas, una ambientada en plena revolución francesa y la otra en la actualidad, que se relacionarán en algún punto del libro, no diré cuál. Lo que más me ha gustado es que cada vez que cambia de época no sólo cambian los personajes y los lugares, la autora es capaz crear ambientes totalmente diferentes, y eso lo hace un estilo de escritura complentamente distinto en cada una de las dos historias paralelas. Genial.
Recomendado a cualquiera que le guste leer, el volumen asusta un poco pero una vez estás metido en su lectura ya no puedes parar.
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