“Esta novela es ficción, salvo las partes que no lo son”.
Esta es la nota que precede a la novela, no se puede negar que Michael Crichton tenía una gran sentido del humor.
Ahí va otro párrafo:
“Sin embargo, en el siguiente jardín se topó con el niño que iba acompañado de otro tipo, y delante de ellos vio a la tipa esa, Alex, empuñando una puta escopeta de cañón recortado como si supiera utilizarla: una mano en la culata y la otra en la caña.
-Si vuelvo a verte la jeta, te la volaré, cabrón –lo avisó Alex.
Vasco no contestó, se limitó a pasar de largo como una exhalación, pero acto seguido oyó un estallido de mil demonios y delante de él los arbustos que bordeaban el sendero volaron por los aires en una nube verde de agitados pétalos, hojas y tierra. Así que, por descontado, se detuvo. En seco. Dio media vuelta, muy despacio, con las manos separadas del cuerpo.
-¿Has oído lo que he dicho, joder?
-Sí, señora –contestó.
Siempre había que ser educado con una dama armada. Especialmente si estaba nerviosa. Las espectadoras habían aumentado, filas de señoras de tres y cuantro en fondo chismorreando como cotorras que no dejaban de estirar el cuello para enterarse de lo que ocurría. Estaba convencido de que esta tipa no iba a dejarle irse de rositas.
-¿Qué te he dicho? –le chilló.
-Me ha dicho que si vuelve a verme, me matará.
-Eso es, ten por seguro que lo haré. Vuelve a tocarme a mí o a mi hijo y te juro que te mato.
-Sí, señora. –Se sintió enrojecer. Rabia, humillación, ira.
-Ahora puedes irte –dijo la mujer, moviendo el cañón ligeramente.”
Un poco largo pero no podía cortarlo. Crichton tiene la facilidad para narrar la historia desde el punto de vista del protagonista de la escena, en vez de desde el de un espectador externo como la mayoría de autores. Párrafos como éste, que te arrancan una media sonrisilla mientras lees se pueden encontrar en el libro de vez en cuando, pero no es la tónica general. La novela es muy seria. Es una crítica constructiva al mundo de la investigación genética, el cual las multinacionales y las universidades han convertido en un negocio inmoral, con intereses económicos descomunales como único fin, y que provoca situaciones legales y morales irracionales, injustas y rocambolescas, que podemos encontrar reflejadas en las diferentes historias simultáneas que encontrarán nexos de unión al final del libro.
Cada una de esas historias requieren diferentes personajes, y sumándolos todos nos encontramos en un lío de nombres que puede despistar un poco, y más contando con que el cambio de una historia a otra apenas dura un par de páginas. Es la única pega que le pongo. Me lo he pasado bomba leyendo, sin llegar a engancharme obsesivamente. Pero sobretodo he aprendido mucho de cómo está el panorama de la genética. Al final del libro el autor expone sus opiniones sobre el tema, y da ideas para tapar esos vacíos legales que tanto daño pueden hacer a la Humanidad.
Excelente lectura, recomendado a todo el mundo.
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