El Delta del Ebro es un lugar especial. No es que su paisaje sea de una belleza espectacular, pero tiene algo que hace que me resulte muy atractivo, que no pueda pasar mucho tiempo sin volver a visitarlo.
¿Y qué es ese algo?
¿Serán las cambiantes formas y colores de sus parajes?¿O el hecho de que, estando al lado del mar, éste no sea visible desde casi ningún punto?¿O las rectas, llanas, múltiples e interminables carreteritas?¿O el poderío del Ebro, con esa anchura y ese caudal tan impresionantes?Posiblemente sea el paseíto en barco a lo largo de los últimos cinco kilómetros de la desembocadura.O la posibilidad de ver en su medio natural a cientos de especies animales de fauna autóctona y migratoria.
Como esta colonia de gaviotas,esta garza real,estos... como se llamen,esta anguila mediterránea,o este cormorán negro.Aunque seguramente gran parte de ese “algo” se fundamente en cosas como ésta:O ésta:O ésta:O ésta, que, aunque el camarero diga que no, yo sé que tienen un agujero enorme en la base.Se vacían enseguida.
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