Acabo de ver un accidente de moto, hace pocas horas. Iba subiendo por la C-13 dirección Tremp, en el primero de los dos túneles de Camarasa, el largo. Cuando llevaba recorrido medio túnel he visto aparecer un motero que, creo, iba pasado en la curva de izquierdas de la entrada del túnel. Se ha chocado contra la pared repetidas veces. La pared no es como la de los túneles modernos, no es lisa, es roca viva. Después de darse un montón de porrazos contra esa pared parecía que iba a mantener el equilibrio, pero el bordillo de la pequeña acera se lo ha impedido y se ha caído al suelo. Se ha quedado estirado boca abajo en el asfalto inmóvil. Al momento ha aparecido un coche que iba en la dirección del motero y sus dos ocupantes, una pareja mayor, se han bajado para atender al accidentado. Justo cuando me iba a bajar del camión, cuando por fin he podido deshacerme del puto cinturón, el señor del coche me ha dicho que llamase a una ambulancia lo más rápido posible. El motero intentaba arrastrarse como podía, con la intención más que nada instintiva, de salir del asfalto, ha hecho un gran esfuerzo y se ha vuelto a quedar inmóvil. Le he visto una mano ensangrentada, por lo demás no parecía tener daños, al menos visibles. Como no hay cobertura he tenido que seguir el camino esquivando trozos de moto, viendo como de los demás coches que paraban no se bajaba nadie. Cuando he salido de los túneles ya tenía cobertura y he llamado a los mossos. Después de una corta pero intensa conversación me han dicho que ya iba una ambulancia hacia el lugar del accidente.
Me hubiese gustado quedarme allí para atender al motero, pero alguien tenía que hacer la llamada. Sé que no hacía falta, que ya había alguien, y posiblemente él estaría inconsciente, pero me he quedado con las ganas de hacer algo más, de hablarle, intentar tranquilizarlo, decirle que la ambulancia ya estaba en camino, que todo iba a salir bien.
Se te encoge el corazón cuando ves algo así.
“Esperemos que no sea grave”, le he dicho al mosso, que ha atendido mi llamada (por cierto, rapidísimo), “Esperemos que sea así, gracias por su llamada”, me ha dicho el mosso.
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