4 ago 2008

El Informe Phaeton - Albert Salvadó (2007)

¿No es presuntuoso creer que estamos solos en el inmenso Universo? ¿No sería, entonces, igualmente presuntuoso creer que en 100.000 años de Historia del Homo Sapiens Sapiens (el hombre que es consciente de que sabe) la única era próspera de la Humanidad ha sido la actual? Desde los primeros escritos de los Sumerios han pasado “tan sólo” 6.000 años y hemos llegado hasta donde estamos. ¿Quién puede asegurar que en los 94.000 (¡94.000!!!) años restantes o existió alguna civilización capaz de dominar la ingeniería aeroespacial, la biogenética, la física nuclear...?
Albert Salvadó, en un derroche generoso de imaginación, propone una cambio total en la Historia de la Humanidad desde sus mismos cimientos, desde Adán, propone una interpretación totalmente nueva de la Biblia y otros muchos escritos de diferentes civilizaciones como el Libro de Enoc. Si una civilización posterior a la nuestra encontrase un recorte de periódico sólo con el titular “Fernando Alonso se coronó rey” ¿no se podría interpretar como un escrito histórico, siendo Fernando un importante rey de una importante nación?. Asimismo si leemos en la Biblia que Jesucristo multiplicó los panes y los peces ¿no podríamos creer que se montó un economato?
El Informe Phaeton es un trabajo exhaustivo y perfecto que da sentido y lógica a una idea que hoy llamamos utopía. Sin grandes despliegues retóricos Albert Salvador va al grano directamente en este intenso libro que podríamos calificar de novela histórica, y lanza un mensaje al aire del absurdo camino que estamos siguiendo los humanos actualmente, que nos lleva, sin duda alguna, a la autodestrucción. ¿Seremos capaces de mejorar a nuestros antepasados y de sobrevivir a nosotros mismos para perpetuar nuestra existencia en armonía con nuestro hogar que es La Tierra? ¿O simplemente somos un bucle más de la Historia cíclica?

Ahí van un par de fragmentos para hacer boca.

“Siempre he creído que los conocimientos flotan en el interior de nuestro cerebro como pequeños hados y pequeñas hadas que vuelan por el aire. De vez en cuando, dos de ellos se echan una mirada, se sonríen, se detienen, charlan... y establecen una relación que da lugar a una nueva idea. Es lo que llamamos la inspiración”

“No existen la religiones, porque nací del agua y he evolucionado por medio de la obsevación. ¡Y soy consciente de ello! Por lo tanto, no necesito creer en la existencia de seres divinos, porque sé cuál es mi origen y cuál es el camino de mi evolución. He aprendido que cuando aparece el conocimiento desaparece la fe, porque no tiene razón de ser. Resulta evidente que quien sabe ya no necesita creer”.

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