Éste es un blog personal, no esperes gran cosa, aquí sólo aparecen algunas de las cosas que me importan o me divierten, libros, pelis, Formula 1... y otras bobadas que se me ocurren.
20 dic 2010
“La Paja en el Ojo de Dios” – Larry Niven y Jerry Pournelle (1974)
Estupenda ciencia-ficción, esta vez sí, de naves espaciales, rayos láser y alienígenas. Pero no es una novelucha de peleíllas interestelares entre distintas especies cuyo objetivo es dominar el mundo. La buena ciencia-ficción, además de contar grandísimas historias, no desaprovecha nunca la ocasión de enviar un mensaje rebosante de contenido a la mente del lector.
A veces escoges un libro, lo lees, y lo vuelves a colocar en la estantería. Has pasado un buen número de agradables horas con él, leerlo ha sido entretenido, la historia de alguna manera te ha conseguido atrapar. Te ha gustado. Pero por alguna razón, cuando pasa un tiempo, lo ves allí en su sitio y no te dice nada, te cuesta recordar hasta de qué iba; y después de otro intervalo de tiempo más largo no recuerdas ni siquiera si lo has leído. Sin embargo hay libros que una vez leídos pasan a formar parte de tu historia. Posiblemente después de unos años te cueste recordar datos concretos, pero las imágenes, los ambientes y las sensaciones que te fuiste creando mientras lo leías quedan para siempre. “La Paja en el Ojo de Dios” es uno de esos libros.
No voy a decir que no tenga pegas. Al principio de la historia el autor (o los autores) se ensarzan en una serie de explicaciones científicas que descolocan bastante. Si las intentas entender perfectamente estás perdido. El ambiente está muy militarizado, hay demasiada jerarquía y mucho ¡Señor, sí, señor! Y hay otra parte del libro que se centra en politiqueos protocolarios que aburren muchísimo. Pero nada de eso es importante para la historia, son fragmentos que se pueden leer por encima que no te perderás nada.
Lo importante es la narración del primer contacto de la Humanidad con una especie alienígena inteligente. No se trata de la típica historia de extraterrestres infinitamente superiores a nosotros en todos los aspectos que nos llevan observando y estudiando desde hace milenios, ni de seres descerebrados y asesinos ansiosos de matar y conquistar el Universo. Los pajeños (la Paja es su planeta), igual que los humanos, tienen virtudes y defectos, en ciertos aspectos son mucho mejores que los humanos y en otros mucho peores. Se trata del primer contacto con una especie alienígena en los dos sentidos, y tanto unos como otros tienen sus miedos, sus reservas, sus ilusiones, sus contradicciones...
Los pajeños no son ese ente único que aparece en muchas historias de ciencia-ficción, no van todos a una ni están dominados por una inteligencia central. Son seres individuales con disparidad de criterios y caracteres, y muy jerarquizados, más o menos como la sociedad de “Un mundo feliz”, pero sin una cabeza visible que gobierna todo, de hecho no tienen gobierno y... me voy a callar por si te dan ganas de leerlo.
“La Paja en el Ojo de Dios” no es una cuento épico de batallas interminables, hay acción, pero no la suficiente como para que sea el centro de atención. La clave de la historia es que dos civilizaciones inteligentes muy diferentes han tomado contacto, pero... ¿y ahora qué? Esa y otras preguntas se las plantean las dos partes. ¿Cómo gestionaremos este nuevo e inconmensurable lío que se nos ha planteado? Parecen buena gente pero, ¿son realmente de fiar? Los beneficios pueden ser enormes pero ¿a qué precio? A pocos años vista parece un buen negocio pero ¿y cuando pasen 50 años, o un siglo, o diez siglos? Si ya nos cuesta entendernos entre los de una misma especie ¿podremos convivir por siempre con otra tan diferente? No hay nada que una más a dos seres que no empatizan que tener un enemigo común.
Esta es una novela alucinante, de las que te hacen pensar y sentir, de las que ayudan a comprender y valorar algunas de las cosas buenas y malas que tenemos los humanos.
Los pajeños, con todo lo feos que son, ya forman parte de mi historia, estoy seguro de que no los olvidaré jamás, cada vez que vea ese libro en la estantería me evocará recuerdos, y cuando pasen unos años me los seguirá evocando.
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